martes, 30 de octubre de 2007

Un viaje de regreso: El Cairo - Lima

Alguna vez Julio Verne soñó en dar la vuelta al mundo en 80 días, pues yo me siento orgulloso de haber hecho la mitad del camino en solo dos. Y fue muy emocionante, así como una buena fuente de inspiración para esta nueva fase de "turista responsable", lo cual me permite redefinir ese arte llamado "viajar". A continuación mi itinerario en resumen:

Aeropuerto en el Cairo (Egipto): después de pasar la noche anterior en vela, tomé mi último bus en Egipto el cual me dejó a las 7am al aeropuerto, dejé las maletas, conversé con un marinero que había viajado medio planeta y utilicé el último saldo de mi celular en despedirme de algunos amigos.

Avión El Cairo - Nueva York (USA): nada que contar (dormí durante las 11 horas de vuelo, excepto durante las comidas jeje).

Espera en Nueva York: por unas horas estuve haciendo tiempo en el aeropuerto, con lo cual sentí algunas emociones encontradas en el aeropuerto de los Estados Unidos:
- Sorpresa (Carritos para llevar mis maletas en alquiler por 3$)
- Admiración (Mezcla de razas bajo nacionalidad US)
- Risa (interminable fila de tiendas, lo cual hacía parecer el aeropuerto a un gran centro comercial)
- Cansancio (órdenes de agentes de seguridad por todas partes: entre, avance, muestre su pasaporte, quitese los zapatos tambien, ¿por qué viene a los EEUU?, etc)
- Orgullo (el chico peruano que vivió un tiempo en Egipto y desea regresar a su país)
- Frustración (muchas opciones de comida chatarra, las saludables eran más caras)
- Express (comida express, spa express, café expreso, seguros de vida express)
- Lucidez (la lengua oficial es el Inglés, pero todo el mundo habla Español)

Después de divagar buen rato, me fuí a visitar una tienda de libros, me compré comida China y a medianoche me encontré con un viejo amigo de la escuela. ¡Qué buen momento para hablar de los viejos tiempos y de actualizarnos sobre la vida de la gente del cole!

A la mañana siguiente tomé mi vuelo a El Salvador, y confieso que me quedé fascinado con el paisaje que ví desde las alturas en el avión. Unas 4 horas más y llegué finalmente a la hora de la puesta de sol a mi ciudad natal Lima en el Perú. Esa ciudad cubierta por una espesa neblina semejante a la panza de burro, y llena de brazos abiertos y nuevas aventuras esperándome para los próximos meses.