martes, 5 de agosto de 2008

Ayacucho: el rincón de las almas

Hace poco mas de 6 meses empecé una nueva etapa en mi vida, al decidir venirme a trabajar a Ayacucho por un proyecto de desarrollo social. Algo distinto a los planes típicos del profesional acostumbrado a vivir en ciudades grandes y con mucho tinte corporativo.

Pero mientras reviso las fotos de mis primeros viajes por Ayacucho, y simultáneamente escucho música que traje de Egipto y Camerún, compruebo que no me equivoqué. Todo lo contrario, estoy cada vez mas listo de seguir explotando esa gran energía que a uno le quema al inicio de cada nueva experiencia, y que por un momento deja de brillar ante lo cotidiano. Pronto pasaré por una linda etapa en la cual asimilaré cada instante que Ayacucho me ha regalado: la gente, los viajes, el Quechua, la comida, las imágenes, mis miedos y decisiones. Es cierto que vivo en mi mismo país, pero el Perú es tan diverso que estar en esta parte de los Andes es como vivir en una atmósfera novedosa y con muchas sorpresas.

Pronto seguiré disfrutando de este asimilar de los viajes. Pronto iré a una gran conferencia internacional, en la que hablaré hasta el cansancio sobre las maravillas de Ayacucho, y seguiré despertando sueños en mas personas como yo que disfrutan el ser nómades, y al mismo tiempo habitantes de un mundo ideal... el que no conoce límites.