jueves, 18 de diciembre de 2008

Apóyame... en dejar de pedir asistencialismo

Trabajar en un proyecto social implica necesariamente entrar en el círculo de las ONGs, organizaciones sociales de base, mucha gente con necesidades y, por supuesto, esperanza. Pero también significa lidiar con una de las palabras más maltratadas en el lenguage profesional: el apoyo.

El apoyar es ciertamente una buena cosa: uno apoya a aquél que necesita una ayuda, se apoya a personas que han sufrido algo negativo y necesitan recuperarse, se apoya cuando alguien cercano a nosotros quiere conseguir algo y necesita amigos, en fin, el apoyo es necesario y es muestra de un gran sentido colectivista y con características de reciprocidad. ¿Pero qué significa cuándo una institución/organización te pide "apoyo" porque quiere un auspicio? ¿Qué significa que un grupo de jóvenes con estudios superiores y plena capacidad de trabajo pidan "apoyo" para cubrir los gastos de su fiesta de promoción? ¿Y un profesor de colegio pidiendo "apoyo" para instalar juegos educativos? ¿Qué efecto se tiene cuando se quiere empoderar personas de escasos recursos y uno se acostumbra a ofrecer "apoyo" a través de refrigerios, pasajes, ollas, etc?

Todo tiene un límite. Hay que usar las palabras en el lugar y momento correcto. De lo contrario, un proyecto social puede caer en el asistencialismo sin siquiera pensarlo.

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