Artículo publicado en: Diario La Calle (viernes 11 de noviembre de 2011)
No son pocos los artículos que se han venido escribiendo en
los últimos años sobre el VRAE: las fílmicas historias de interdicción y
conflictos sociales derivados por el trabajo de lucha contra drogas en la zona,
así como las muchas estadísticas que se tejen sobre la pobreza, bajos niveles
de servicios básicos y muchos otros indicadores socio-económicos más que
terminan mareandonos a pesar de su importancia.
Pero, pensamos en los jóvenes? Seguramente no, porque claro,
es un segmento irrelevante para las noticias (a menos que estas narren sobre el
problema de los mochileros o aquellos captados para el trabajo en las pozas de
maceración de drogas). Los jóvenes representan la inexperiencia, el tránsito,
no tienen dinero y por ende tampoco hacen negocios por si mismos (no por gusto
las instituciones financieras tampoco los ven como un mercado a conocer). Los
jóvenes deben estudiar, ayudar en la chacra durante las vacaciones y tratar de
ser mejores en el futuro... sí, en un futuro que aún falta por recorrer.
Esto es un grave error que viene subestimando las
capacidades de los jóvenes por generar un
cambio en el VRAE. De los pocos usuarios de internet en la zona, mas del
90% son jóvenes, ellos y ellas tienen un tiempo disponible y una creatividad
constante que les permite sacar muchas ideas interesantes. Si estas son bien
encaminadas, entonces estamos hablando de una generación (o bono demográfico,
como dirían algunos) no aprovechado. Y las oportunidades de este tipo rara vez
vienen repetidas, así que corremos el riesgo de perderlas.
No se trata de hacer innumerables charlas informativas, sino
de darles la oportunidad de sacar sus ideas y ponerlas en práctica libremente.
Por ejemplo, desde hace varios años, diversas asociaciones juveniles han venido
surgiendo en la zona y se embarran las manos trabajando en aquellos temas que
nosotros los adultos solo lo dejamos para discursos y oficios: campañas para el
cuidado del medio ambiente, lucha contra la violencia familiar y sexual, implementación
de negocios, información a la población sobre el problema de la cadena de las
drogas, organización de eventos artístico-culturales, etc. Y todo esto lo hacen
con su propio esfuerzo e inclusive pueden obtener sus propios fondos haciendo
actividades sociales (festivales de comida típica, presentaciones, proyección
de películas, etc). Es decir, para ellos no es requisito recibir el
"apoyo" al que tanto hemos tergiversado (cuando en muchos casos es
puro asistencialismo).
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